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Donde la locura alcanza su sentido

El color de la historia se tiñe de negro

El color de la historia se tiñe de negro

Barack Hussein Obama ya es el nuevo presidente de los EEUU. La noticia no radica en su confirmación oficial, sólo un hecho cuando la estadística estatalista así lo confirma, pero una realidad días atrás cuando las encuestas ya garantizaban que este afroamericano se convertiría en el primer mandatario estadounidense no de raza blanca. Ya de paso, Obama ha doblado en delegados a su rival republicano, John McCain, logrando ya de paso la mayoría demócrata en el Senado, tan importante para las cuestiones de seda y salón que esconde la política estadounidense.

Desconocido hasta hace cuatro años, sólo valorado en ámbitos locales de Chicago; la carrera política de Obama ha tenido en esta noche la culminación del éxito personificado. Sólo con su desgastador mano a mano con Hillary Clinton en unas largísimas primarias, el triunfalismo con el que de ese período salió, daba una imagen vivaz de que Obama ya era una símbolo dispuesto a cambiar la historia del presidencialismo norteamericano, tan acostumbrado a las rígidas burocracias que los despachos de la Casa Blanca emanan.

Obama se ha catapultado él mismo hacia el más alto cargo estadounidense, pero impulsado por una nefasta, insultante y tremebunda política que los ocho años de la Administración Bush han demostrado. Rígidos en su forma y en su fondo, la población de EEUU ve en Obama ese acicate que le devuelva el sino al ciudadano medio del país. De ahí, que las muchas expectativas puestas en el Barack Obama-personaje son muchas más que las depositadas en el político. Y ahí puede radicar el principal escollo que el afroamericano debérá salvar. Hasta entonces, Obama es la principal esperanza para ciudadanos descontextualizados en una crisis institucional sin precedentes. Agarrados a su discurso renovador, a la fuerza con la que se ha presentado en el espectro internacional, Obama será el ágora en el que todo el país se volcará para verse seguro. Para ello, EEUU demandaba motivación para salir a votar. Un sólo suspiro de Obama parece que se la ha otorgado: participación histórica con un 60% acudiendo a las urnas.

Grandes respuestas eficaces para hacer frente a la crisis económica, entre las que se incluye un contacto directo y paralelo con la UE, así como uno rápido y poco doloroso plan de retirada de Irak, son los dos primeros baluartes en los que trabará Obama en la sombra hasta que Bush abandone la Casa Blanca. Será en el mes de enero. Para entonces el fenómeno Obama se habrá evaporado. Para entonces, el viento de Chicago -el que más sopla en todo EEUU- será una realidad que dará paso a un huracán afroamericano que acababa de hacer historia.

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