González: el sabio entre los sabios
Tras años escondido en la madriguera del sosegado reposo político, el ex presidente del Gobierno Felipe González se perfila como el candidato con apoyos más sólidos para liderar el grupo de sabios que deberá definir el papel de la Unión Europea en los próximos años. La candidatura de González ha sido lanzada por Francia y Alemania y cuenta con el apoyo de otros países. La decisión será adoptada por los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre que se celebrará en Bruselas el próximo día 14. El llamado grupo de sabios o comité de expertos, estará formado por 10 o 12 personalidades de reconocido prestigio, procedentes del mundo político y académico y su misión fundamental será trazar las líneas maestras para garantizar la "modernización del modelo europeo". Se trata de dar respuesta a las demandas de los ciudadanos y asegurar la continuación del progreso económico, la estabilidad social, el desarrollo sostenido y la lucha contra el cambio climático.
Sin embargo, y tras su derrota electora en 1996 frente a José María Aznar, el papel de relevancia que González ha desempeñado hasta la fecha en el panorama político ha sido más bien nulo. Su aparición en los medios ha sido muy reducida, si bien se ha dejado ver en varios actos socialistas tras la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones de 2004, lo que supuso el empujón de identidad que el PSOE ha acuñado hasta el momento dada la crisis suscitada en el partido tras las elecciones anteriormente citadas del año 96 y las del 2000 donde se produjo la estrepitosa derrota de Joaquín Almunia ante un José María Aznar que logró mayoría absoluta.
Pero en estos 11 años el mapa político que González diseñó tras 14 años de mandato ha variado en su contenido. Por ello, el ex presidente no se ha conformado con un papel decorativo. El líder socialista posee una importante oficina de influencia estratégica desde la que realiza gestiones del más alto nivel (una de las últimas, su encuentro con el presidente iraní, Ahmedineyad), actúa como agente del magnate de los medios Carlos Slim (considerada la mayor fortuna del mundo) y se embolsa cifras millonarias gracias a su asesoramiento a políticos y empresarios, especialmente en América Latina. Según 'El Economista' sólo estas tareas de consejero a través de su empresa Ialcon, fundada en 2001, le han supuesto millón y medio de euros en cuatro años.
González, en todo caso, no es una excepción. Al margen de Calvo-Sotelo (quien no llegó a cumplir un año en el poder), el afán de lucro es algo tan habitual en los ex presidentes españoles como llevar una zeta en el apellido o los problemas para desenvolverse en inglés. Una vez libre del cargo, una de las primeras decisiones de Adolfo Suárez fue la de abrir un despacho en la calle Antonio Maura, que más que en la abogacía se especializó en influencias. Con el tiempo, algunos tratos realizados desde allí por Suárez acabaron saltando en el juicio contra el banquero Mario Conde. En una de las vistas, Suárez mostró el agradecimiento a Banesto por concederle un crédito de 250 millones de pesetas en un momento que definió como muy difícil familiarmente.
Un sueldo para llegar a fin de mes
Refrescando nuestra mente, y llegando a lo que González pudo preveer en algún momento de su mandato, el ex presidente institucionalizó un estatuto 'ad hoc' de por vida en el que que les garantiza oficina, secretaria, seguridad y un salario de por vida. No obstante, su incompatibilidad con la empresa privada ha hecho que tanto Calvo Sotelo, José María Aznar como el propio Felipe González se hayan desentendido de este organismo consultivo.
Aún así, sus intereses, por encima de lo económico, se centran en el trato con el poder. Con ese fin puso en marcha, junto al ex ministro chileno Fernando Flores, su primera oficina desde la que actuó como lobby entre destacados miembros de la Internacional Socialista en América Latina, como Carlos Andrés Pérez en Venezuela o Fernando de la Rúa en Argentina. Fue Fernando Flores quien le presentó al multimillonario Carlos Slim que vio en González al aliado perfecto para abrirse puertas entre círculos empresariales españoles y marroquíes. No en vano, González también realiza operaciones a la inversa, para beneficios en América Latina del holding informativo y editorial del Grupo PRISA.
Cuando no viaja, la vida de Felipe González es en cambio bastante relajada. El ex presidente interviene poco en la política interna española, y pasa más tiempo dedicado a actividades como tallar pequeñas piedras para joyas o realizar esculturas. Sus negocios de consultoría se canalizan desde 2001 a través de Ialcon, la empresa familiar donde figura como accionista junto a sus tres hijos. Pero a pesar de su trabajo internacional, que supuso 595.000 euros en 2005, el objeto social que declara es totalmente distinto. En el Registro Mercantil, Ialcon aparece como dedicada: “a la compraventa de fincas rústicas”.
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