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Donde la locura alcanza su sentido

El periodismo sí es para cínicos

El periodismo sí es para cínicos

En un ejercicio de irresponsabilidad, todos hemos sumergido al periodismo en un subterfugio de intereses, en el que el beneficio cobra el primer, y único, interés de los poderes fácticos que lo emplean por y para su mejor beneplácito. Éste es, entiéndase, como la maximización de los ingresos que sus diferentes negocios les reporten. Y ante él, los medios sólo pueden ejercer esa visagra que se consagra junto a la cabecera de turno. El mensaje se evapora, el mensajero puede morir. Poco importa cuándo, y en qué cantidad, interesa aún menos. Los medios cobran relevancia para ejecutar ese manido tráfico de intereses que el cacique, el terratiente, el oligarca o el mafioso de turno pueden y quieren llevar a cabo. Y ahí se sienten cómodos, sin duda.

Objetivos económicos sí. Pero no los únicos. Los medios de comunicación -en general-, y de información -en particular- apuntan y disparan para su consecución. Los grupos editoriales se configuran como grandes espectros sociales que alimentan el tráfico de palabras o ideas. Nunca para hacerlo con la verdad. Y si la hay, es esa que no pueda molestar, con la que pueden traficar. Porque el despotismo es así: está llena de hombres y nombres enjutados en su propia desfachatez y camuflados bajo estrechos nudos de corbata. Desgraciadamente, abundan en los medios de comunicación.

Desconozco el pecado que para con el periodismo hemos cometido, pero la enfermedad que padece es grave. Parece que todos los que estamos jugando con su contenido, con su forma y con su fondo nos hayamos acostumbrados al trapicheo barato de la noticia. Desde la propia Universidad es desde donde se viene abajo la estructura informativa, la calidad periodística, la valoración noticiosa. Desde las redacciones es donde se ahogan las necesidad de querer contar lo que desgraciadamente no se puede contar. Mientras, en los despachos, ríen, se asustan, y nos liquidan. Hay cosas que no se pueden decir. "Maldita sea, no eres objetivo", sollozan.

La objetividad no existe. Nunca existió y me niego a exista en algún momento. La objetividad sólo es un invento del dinero a través del cual se pretende justificar frases inconexas, ingrávitas e inválidas para aportar absolutamente nada. Frente a ello, la veracidad y la honradez buscan un protagonismo perdido ante la inexactitud que representa la objetividad. Todos creen saber de objetividad, todos piensan valorar la objetividad, todos aseguran conocer la objetividad. Incierto. Nos amparamos en la objetividad para no contar verdades, para no molestar e incomodar. Pero la objetividad no se basa en una línea recta sobre la que tengamos que caminar para elaborar una información. Ahí es donde comienza a desviarse la relación causa-efecto que el periodismo, entre otras cosas, debería llevar intrínsico.

Este requiem es para una profesión en coma, enferma de poder, de éxito, de ego, de víboras desposeídas de valor. El periodismo como profesión no se ha contagiado por cuenta ajena. Han sido otros los que la han llevado a un coma del que es difícil que salga, acorde con los valores que se estilan en los pomposos despachos conjuntos a las redacciones. El periodismo no cambiará a corto plazo, porque sencillamente es rentable. Kappucinsky decía que este oficio no es para cínicos. Discrepo: está hecho para ellos. Para cínicos que utilizan en su propio beneficio el uso de la información, el derecho a la (su) verdad, los intereses creados. Para ellos, el periodismo actual está hecho a la perfección, tiene una marca definitoria que no admite ni discusión, ni un matiz de modificación. El periodismo ha muerto ¡Viva el periodismo!

 

P.D: A Carlos Otto, el polémico.

2 comentarios

Sergio -

La libertad existe siempre y cuando la ejerzamos desde nuestros propios medios y con nuestros propios intereses. Es decir: a través de este blog, por ejemplo. Ahí tenemos un arma más poderosa de lo que ellos piensan. Lo único malo es que requiere esfuerzo, tiempo y que la hipoteca no nos ahogue demasiado. Es una putada que hace tiempo decidiéramos comer dos o tres veces al día... Un abrazo.

ottoreuss -

Estoy intentando no pronunciarme fuera de mi blog para intentar ser cauto, ya que esto está ahora mismo en un momento bastante delicado, pero muchas gracias, tron

Un abrazo