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Donde la locura alcanza su sentido

People's strange when you're strange

People's strange when you're strange

El presidente del Gobierno aparece en la televisión para dar cuenta de la situación en la que este bendito país se ha metido. Los camioneros boicotean el tráfico fluído de las autopistas. El fútbol nos vuelve a todos majaras. Los supermercados agotan las existencias vitales de alimentación. Ahora hay sobreexceso de pasta de dientes, perfumes y pasteles repletos de grasa. De alguna manera tienen que llenar los huecos que la desaceleración está dejando. ¿Desaceleración o crisis? El presidente matiza ante la desafiante mirada de sus rivales políticos. De ellos, y del usuario que está en casa sin comprender muy bien cómo hemos llegado hasta aquí. Dicen que es por el petróleo. La madre del cordero de un vertebralidad económica ahora disparatada. Y ya se sabe: si a quien no entiende, le dicen que los problemas van a parar a la cartera, las alarmas se encienden.

Mientras, tú asientes atónito a todo lo que ocurre a tu alrededor. La vorágine del tiempo se ha llevado por delante tu capacidad de mimetismo ante los acontecimientos. Cae la tarde y de nuevo te olvidas de tomar una determinación. Jim Morrison decía People is strange when you are strange. La cara de esa otra persona tiene facciones poco marcadas y la anomalía en los pasos de los vecinos con los que te cruzas, te hace recordar esa frase. Algo de razón tenía.Tu estabilidad empieza a oler a pólvora. Le lanzas un flotador para que intente salir de la marea en la que se han metido. No sabes si la evacuación será posible. Mientras, en la calle, el afilador entona su melodía. Para él, la crisis no parece existir. Ha llegado la hora de silbar. ¿Alegremente? El afilador lo hace. A tí, aún te quedan algunas dudas.

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