El Atlético parece volver
El Atlético volverá a la Champions la próxima temporada tras once temporadas (traducidas en trece años) de ausencia en el fútbol europeo de alta competición. Desde aquella eliminatoria ante un Ajax en plena descomposición, la trayectoria deportiva del equipo no ha admitido un solo ápice de confianza. Entre medias del abismo, el descenso a la Segunda División conceptualizó en el terreno de juego el desastre institucional en el que el Atlético ha estado inmerso en los últimos años donde los proyectos manidos han estado siempre presentes. Jugadores reflotados bajo sustanciosas comisiones, entrenadores avenidos a probar suerte o el disfraz de pupas se han escondido bajo una lenta recuperación que desde ayer ya tiene cura. El Atlético vuelve a sentirse importante y los penosos tratamientos para llegar a ello parecen, al menos desde ayer, dejarse de lado.
Ahora la reprobación de si ese cuarto puesto se merece, admite otra discusión. El equipo ha conjugado un estilo de dudoso reconocimiento donde un innegable potencial en ataque no han podido ecliparse a una ridícula defensa. Entonces, el equilibrio merece un ínfimo aprobado gracias al trabajo de un Raúl García desorientado con la marcha de Maniche y centrado sólo con la efervescencia de un chico de 18 años que Aguirre decidió hacer debutar cuando creía que su finiquito estaba más que firmado. La gran temporada de Agüero y Forlán, con aportaciones cada vez más frecuentes de Simao o Maxi, han sido suficientes para sacar al Atlético de una mediocridad que ha ahogado a todo el mundo rojiblanco.
Sin embargo, esta perenne alegría que se ha instalado en la órbita atlética no debe esconder las muchas penosidades que se han escondido hasta desatar esta ansiedad del cerebro de la entidad. Tanto antes como ahora. La Champions exige un sobreesfuerzo tanto económico como de competitividad (a la que el equipo renuncia de manera insultante) para los equipos que la ven como una oportunidad de ir acomodándose en la élite del fútbol europeo. Los contratos jugosos y el prestigio no suelen ser un valor seguro cuando la gran Europa, la de la ley Bosman, la de los multimillonarios, entra en juego. El ejemplo de Betis, Real Sociedad (descendieron el mismo año que la jugaron) o Mallorca y Sevilla (en el alámbre del mal sabor de boca) es al que el Atlético debe agarrarse para no bajarse de un club de grandes equipos que seguro que lo esperan con los brazos abiertos.
Este retorno comenzará con la duda de si Aguirre seguirá en el banquillo para el futuro proyecto. Todo pinta a que no, a pesar de su conocida renovación automática. El siguiente paso será reforzar una plantilla trastocada de continuos parches y de amagos de mal llamados futbolistas de primer nivel. De esto, la defensa actual sabe. El disfraz de pupas como alfa y omega del club ya ha dejado de funcionar. Y todo ello, a pesar de tener a un tipo llamado Kun. Posiblemente el mejor jugador de toda la Liga. Genial Agüero. Irreconocible un Atlético que, esperemos, parece volver.
1 comentario
Pati -
Con "La Música" me voy entonces a otra parte. :D