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Donde la locura alcanza su sentido

De Robin Hood a Pablo Escobar

De Robin Hood a Pablo Escobar

Donde nadie ha delimitado los intereses de un conflicto que nunca conoceremos en nuestra propia piel. Donde la Guerra Fría, la guerra de la constante amenaza, la guerra de la soberbia por la razón ha estado a punto de estallar con cierto sabor a gringo. Donde el tráfico manido de droga y armas se ha convertido en una moneda de cambio que nadie se atreve a canjear, la página cuarta de El País de hoy trae un artículo en el que Joaquín Villalobos -ex miembro de las guerrilla muchacha de El Salvador- habla de la actual situación que Colombia, Ecuador y Venezuela -y en general la insurgencia latinoamericana- viven. Me ha parecido de un gran valor literario, sociológico e histórico, de ahí que lo suba.

"Durante la guerra no me preocupaba tanto morir en combate como envejecer de guerrillero. Viendo la juventud de mis compañeros y la mía propia en fotografías de los primeros años del conflicto salvadoreño, concluí que las insurgencias no eran una solución, sino el síntoma de un problema. Más que un proyecto político, fuimos una generación que se alzó ante la prepotencia del poder antes de cumplir 20 años, pero que al llegar a los 40 entendimos que habíamos transformado al país y firmamos la paz.

En Nicaragua y en El Salvador la gente llamaba a los guerrilleros los muchachos y en Cuba los barbudos entraron a La Habana cuando estaban en la treintena. Los rebeldes uruguayos y argentinos mostraron con habilidad extraordinaria que era posible una guerra urbana a gran escala y el M19 de Colombia convirtió una derrota militar en una victoria política siendo la primera guerrilla que se atrevió a negociar.

Éstas son las seis insurgencias más importantes, desarrolladas, imaginativas y audaces del continente; rebeliones de jóvenes que lo dieron todo y en ese camino murieron y perdieron, o vencieron y transformaron, pero todas evitaron envejecer como guerrilleros.

Las insurgencias no surgieron por romanticismo ideológico, sino por la existencia de dictaduras militares y prácticas autoritarias en todo el continente, con excepción de Costa Rica. Podemos separarlas en dos grupos: las que consideraban la lucha armada como un instrumento para lograr fines y las que hicieron de la lucha armada un fin en sí mismo.

Las guerrillas del primer grupo fueron agentes de cambio y las del segundo no se dieron cuenta cuando el mundo cambió. En este segundo grupo estuvieron las insurgencias que envejecieron luchando en Perú, Guatemala y Colombia, tanto que la colombiana sobrevivió al fin de siglo.

En los años sesenta, setenta y ochenta, las drogas gozaban de tolerancia en la oferta y la demanda. Ahora ya no se tolera la oferta, pero por aquellos años éstas no eran consideradas un problema estratégico de seguridad. En los ochenta, la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos traficó con cocaína para financiar a la contra nicaragüense y militares cubanos permitieron a los narcotraficantes pasar por la isla a cambio de divisas. Se consideraba que "ese veneno era un problema de los gringos". Es en esa misma época los carteles mexicanos se fortalecieron y Pablo Escobar exhibía en su hacienda la avioneta con la cual llevó el primer embarque de cocaína a Estados Unidos.

Las FARC colombianas nacieron en 1964 movidas por un programa agrario para enfrentar a un Estado débil en el control de extensas zonas rurales. Al nacer con territorio se desarrollaron más como una autodefensa campesina, que como una insurgencia con visión de poder. Por décadas fueron una guerrilla militar y políticamente perezosa, sin duda la insurgencia más conservadora del continente que envejeció en la Colombia rural profunda.

Para enfrentarse a las FARC, la extrema derecha colombiana inventó el paramilitarismo, obviamente con complicidades estatales. Esta lucha se volvió larga y despiadada de lado y lado, una verdadera competencia de masacres que en el ámbito urbano dejó miles de sindicalistas, periodistas y activistas muertos por ambos bandos. Pero en 40 años, Colombia y Latinoamérica cambiaron, las dictaduras y el autoritarismo desaparecieron y las izquierdas, incluso en Colombia, pasaron de la clandestinidad, el exilio, las cárceles y las montañas, a gobiernos y parlamentos.

Sin ser perfecta, esta transición permite ahora que las izquierdas tengan más poder político que las derechas. La violencia criminal desplazó a la violencia política, el consumo de drogas dejó de ser un problema de los "gringos" y se expandió en Latinoamérica multiplicando pandillas, crimen organizado, corrupción y todo tipo de delitos. La seguridad se convirtió así en una demanda urgente de los más pobres. La envejecida insurgencia colombiana se encontró entonces habitando en los mismos territorios donde estaba la mayor producción de coca del mundo y con la justificación de que en ese negocio hasta la CIA se había metido, pasaron a financiarse con la droga y a montarse en la nueva ola de violencia como un ejército al servicio del narcotráfico. Llamar a las FARC narcoguerrilla no es un ataque político, sino una derivación estructural del propio conflicto colombiano que contaminó también a los paramilitares y a una parte de la clase política colombiana.

El extremismo ideológico hace perder escrúpulos porque la intolerancia al enemigo siempre termina justificando los excesos y, por otro lado, la crueldad de ese enemigo se utiliza para disculpar la crueldad propia. De esa forma, "ser los buenos" como principio esencial de cualquier insurgencia que necesita "pueblo", termina desapareciendo.

Contrario a la guerrilla de Fidel Castro que no realizó jamás un secuestro, las FARC son los mayores extorsionadores y secuestradores del mundo y sus operaciones militares han sido tan indiscriminadas que han destruido pueblos y masacrado a sus habitantes. En uno solo de esos hechos, en Bojayá, las FARC mataron a 119 personas, incluidos 40 niños, cuando lanzaron explosivos contra una iglesia.

El calificativo de terroristas no es un invento americano, es algo que las guerrillas colombianas se han ganado por matar a miles de civiles inocentes. Las FARC son tan odiadas como los paramilitares y prueba de esto fueron los millones que protestaron contra éstas en febrero de este año. Jamás en Latinoamérica pudo gobierno alguno movilizar a tanta gente contra una insurgencia, lo normal era que los insurgentes llenaran las calles contra los gobiernos.

Las FARC son una amenaza transnacional, tienen el poder financiero del narcotráfico para corromper, intimidar y destruir instituciones en cualquier parte como cualquier cartel, pero su pasado político insurgente confunde. Perú, Brasil y Panamá los persiguen de forma coordinada con Colombia, sin embargo, Venezuela y Ecuador la consideran una insurgencia legítima y esta diferencia provocó la reciente crisis regional.

No son los gobiernos el problema, sino las FARC. La confusión sobre la naturaleza de éstas alcanza a sectores de la izquierda europea y latinoamericana, particularmente en México. Estas izquierdas siguen idealizando al guerrillero y justificando una violencia que ya no es política sino criminal. Sustentan su posición en el imaginario de un pasado autoritario inexistente, necesitan mentir, justificar excesos y reinventar a su enemigo para tener sentido. Su apoyo a las FARC fortalece en definitiva a la derecha colombiana y constituye un peligro para sus propios países.

La violencia delictiva en las calles de Madrid o México está conectada con todo esto. La violencia criminal es ahora hegemónica y, en esas condiciones, la violencia política organizada, cualquiera que sean sus intenciones, termina cooptada por la primera. El resultado final es el mismo, plata o plomo para políticos de izquierdas y de derechas. Sin autoritarismo las izquierdas latinoamericanas tienen ahora un reto más intelectual que emocional, deben resolver problemas en vez de multiplicarlos"

Quizás se había cansado de esperar

Quizás se había cansado de esperar

Entró en el vagón del metro cuando el rechistar que anuncia el cierre de puertas se proyectaba en la horizontalidad de la parada. Intuía la proximidad de la partida pero sólo cuando vio la oportunidad de avanzar decidió correr. Su esfuerzo suponía un reto ante el conductor del vagón, verdadero verdugo de destinos a esas horas de la mañana. Esta vez venció y ya formaba parte de ese crepúsculo masificado al que se unió no sin disimular una satisfacción recreada con un suspiro.

Alzó la vista y se mostró reflejado en el cristal de la puerta cristalizada. Para una persona que había cuidado su imagen hasta la última raíz de su pelo, hasta el más ínfimo detalle y para la cuál gastaba a diario tiempo y dinero; un último vistazo -retoque incluído- era necesario. Casi obligado me atrevería a recalcar. Salió de ese estado edonista y el metro aún no había avanzado ni un solo palmo en la vía. Fuera, el incensante goteo de gente que llegaba conjugaba con unas caras que pedían una nueva apertura. Daba igual si estaba lleno. Sólo querían sentir la seguridad que otorga un tren en constante recibimiento anónimo. No fue así. Entonces, una desagradable voz recorrió el subterráneo anunciando el tan temido mensaje de las ocho de la mañana.

-Por motivos ajenos a Metro, este tren estará parado en un tiempo estimado de 15 a 20 minutos.

Sólo el runrún generalizado del rebaño que dentro del vagón esperaba su depósito, modificó un status quo que se repetía a diario más de lo que el viajero podía desear. Eso sí, siempre de manera y por motivos ajenos a Metro.

-Como se nota que ellos no tienen que cogerlo. Si estuvieran aquí dentro esto funcionaría a las mil maravillas. Que poco piensan en la gente que necesita coger este trasto para ir a trabajar. Para trabajar y así reportarles los beneficios de los que ellos hacen gala.

Quien hablaba era un personaje situado junto a nuestro protagonista, que le miró con ese aire cándido que otorga la complicidad. Era bajito, maltratado por el paso de los años, proyectado por la incultura y el desaliento. Quizás nunca le había interesado ser de otra forma pero con esa frase subvencionó el pensamiento de otros tantos viajeros. Referida a los dirigentes, a los poderosos que inauguran metros pero que en su puta vida han sentido lo qué es viajar en otra cosa que no sea en sus lujosos y pomposos coches oficiales, aquella afirmación de un desconocido era para sus ojos una nueva impronta que le decía que ya llegaba tarde. Ni se inquietó porque afortunadamente no era la primera vez.

El metro es ese espectro inerte que te lleva de un sitio a otro sin que sepas muy bien cómo están conectadas radialmente unas estaciones con otras. Es el único refugio que te abraza cuando el afilado frío de la calle te merodea, te estudia y te ataca mientras tu patente indefensión tiene bastante con toser. Entonces el vértigo de la sensación térmica te invade. En un vagón de metro la gente se olvida de su seguridad, de su condescendencia para con los demás, de ser complaciente, de tener paciencia. Donde la música disfrazada de animación sociocultural te invita a olvidar el escenario oscuro sobre el que el vagón te está transportando. Es el mercado potencial de diarios gratuitos, de novelas baratas y del seguimiento indiscreto de aquellos que otean las páginas que el prójimo tiene abiertas. Paralelismos de lecturas. Es saber buscar el juego de miradas que el reflejo de los cristales proyectan. Viajar en metro es insertarte en un inframundo diferente cuyo pasaporte tiene el valor de un euro pero que a la vez es la señal inequívoca del urbanismo que nos rodea. Es el brazo armado de la sociedad desesperante.

Las puertas se habían vuelto a abrir pero la gente que había llegado después ya no tenía esa necesidad de montar que antes rezumaban. La comodidad premiaba sobre la seguridad de partir una vez solucionado el problema. El tipo inocuo que reclamaba algo más que avisos por megáfono no se había movido ni un sólo centímetro. Si acaso su gesto era cada vez más agrio a cada minuto que pasaba. Chisteaba incensantemente mientras agitaba la cabeza de un lado a otro queriendo dejar evidencia de su desacuerdo con el funcionamiento del tren aquella mañana. 

Con los motores parados y las puertas abiertas, nuestro protagonista perdió una paciencia que otros sí habían tenido. La inoperante espera se la había robado. Salió del vagón, perdiendo ese privilegio que se torna en un minúsculo hueco entre el rebaño. El denominador común creado con el hombre anclado en quejas se perdió. Sabía que el reto conseguido cuando entró corriendo ya no valía para nada y su lugar fue ocupado por otros tantos viajeros ansiosos de satisfacer sus múltiples destinos. En ese momento, el tren volvió a anunciar que retomaba la marcha. Pero él ya no estaba dentro. Daba igual, se puso los cascos y comenzó a escuchar a Tom Waitts. Quizás se había cansado de esperar. Quizás.

El vértigo del gigante asiático

El vértigo del gigante asiático

La caída del Muro de Berlín sacó de la madriguera de la inocencia a un núcleo importantes de países que vieron su oportunidad con el fin de la bipolaridad. Hasta ese momento, la URSS y Estados Unidos actuaron como acicate en sus intereses, limitando el crecimiento exponencial de estos países que ahora asoman la patita por debajo de la puerta de los mundialistas. China y la India son claros ejemplos de esta corriente, donde el fin de la Guerra Fría ha dejado el terreno allanado para su incursión en el privilegiado grupo.

A camino entre su aceptación definitiva y la inmersión como una realidad incuestionable, la cita que los Juegos Olímpicos tienen en Pekín este verano son una señal inequívoca del guiño que Occidente hace a esta transformación. Porque esta celebración supone para ambas partes la sumisión a las reglas del juego que la historia ha deparado. Por un lado, Occidente asume de facto que un país comunista, con arraigados preceptos mahoístas y con sus reglas del juego aún por mostrar; se insertará profundamente en su cultura. Por otro, China asumirá que, con la organización de estas Olimpiadas, entra de lleno en un paralelismo en el que Estados Unidos y la Unión Europea sacan unos metros de ventaja a su vecino asiático.

Sin embargo, a cuatro meses del comienzo del evento, el deporte ha adquirido un matiz secundario una vez que China se está mostrando a ojos occidentales como una potencia descontrolada. La fortaleza de sus estructuras pretende ser el nudo cohesionador cuando el verano se aproxime y con él una cita en la que las medallas tienen un alto valor económico acorde con la gran cantidad de dinero que tanto el país organizador como el Comité Olímpico Internacional, como los países participantes mueven en el mes que dura.

Las representaciones de las relaciones China-Occidente reposan a menudo sobre una dicotomía: dos entidades distintas, dos bloques cristalizados alrededor de valores parciales e incompatibles. La racionalidad de la que Occidente presume contra una China que estaría desprovista de ella pero que pasito a pasito intenta insertarse de ella. Los Juegos Olímpicos son el gran pandemonium al que tendrán que hacer frente para corroborar con resultados que la espiral asiática que nos acecha no se trata sólamente de un mero poder económico sino también de un nuevo socio en todos los sentidos.

Un socio que la Unión Europea y Estados Unidos han despertado convirtiéndolo en el principal exportador mundial en la órbita asiática. Un socio que con su aperturismo comercial se ha visto envuelto en una oportunidad única de comerse Oriente Medio en su imparable alineamiento con las tradicionales potencias. Pero un socio con aroma a monstruo en el que las libertades que el Partido Comunista otorga se basa en la rendición al espíritu de partido único en el poder, donde los conflictos en Tibet y Taiwan pretende ser escondidos tras una fina cortina de humo de "irrelevancia independentista" (y la realidad habla de un genocidio cultural con el Dalai Lama en el exilio) y donde periodistas y medios no estatales son despreciados con la virulencia que la incomodidad del poder de Pekín otorga a quien no comulga con él. Entretano, el plusmarquista el etíope Haile Gebrselassie, ha confirmado que no disputará la prueba reina del atletismo debido a la alta contaminación de Pekín y un gran número de delegaciones, encabezadas por Estados Unidos, ya han anunciado que llevarán su propia comida porque no se fían de la preparada en China.

Esta situación de incertidumbre ha provocado que el miedo al boicot sea patente en un Gobierno chino que sí reconoce los numerosos problemas que se le están presentando en esta recta final, pero que minimiza con el sueño de una China alineada y con pleno reconocimiento por parte de la Sociedad Internacional. La reciprocidad es manifiesta y si al gigante asiático le ha entrado ahora el vértigo, Occidente debe calmarlo. Que nadie olvide que fueron ellos los que le despertaron.

Una bofetada de dignidad al fútbol

Una bofetada de dignidad al fútbol

El Levante será equipo de Segunda División el próximo año. Antes o después, el calendario dejará de ser caprichoso para el equipo entrenado por De Biasi y el reloj de arena se vaciará por uno de sus extremos. Entonces la suspicacia del descenso será una realidad para un conjunto que lleva toda la temporada ocupando la última posición de la tabla. De este modo, se ha convertido en mero comodín para el resto de conjuntos que, en la lucha por los diferentes objetivos que tengan, han visto en su enfrentamiento ante el Levante un trámite disfrazado de victoria.

En una plantilla donde las debilidades deportivas o la capacidad mermada de los socios adquiere matices de inocencia, el descenso será la señal inequívoca de un fracaso institucional donde el bajo rendimiento semanal ha llevado al equipo al pozo deportivo y económico que supone la Segunda División española. El reto del ascenso se planteará a partir del 1 de julio con una importante modificación del organigrama deportivo. Hasta ahí todos contentos.

Sin embargo, desde su ataúd, el Levante ha dado a todos un ejemplo de dignidad. Sabedores de la ruina deportiva de la que han hecho gala a lo largo de la temporada, las deudas de la entidad han supuesto una soga para una muerte prematura. En un mundo como el fútbol, nada cordial con la entereza profesional; en un espectro donde jugadores o entrenadores son capaces de disminuir su rendimiento para provocar una mejora salarial traducida en unos muchos millones de euros, un traspaso o resolver una situación coyuntural; o en un Universo donde los ceros millonarios corren detrás de un balón, los jugadores levantinos han dado una lección de humildad a ese todo llamado fútbol, donde el lujo y las cantidades indigestas de dinero se asientan en su sofá para otorgar al privilegio ese adjetivo de trabajador.

Por ello, hoy la pérdida de categoría suena como mal chiste. Hasta hace poco menos de un mes, el descenso administrativo hasta la Tercera División sobrevolaba por las oficinas del Levante mientras los jugadores de la actual plantilla veían como las deudas que tienen con ellos (en algunos casos desde hace más de un año) se agrandaban a costa de la grandilocuencia del ex presidente -y máximo accionista- Pedro Villarroel, quien ha silbado alegremente ante una caótica situación que él mismo ha agrandado después de 25 años en el cargo.

El último lío de esta penosa historia se escribió a principios de febrero. Irritado por entender que se le apartaba definitivamente, cuando el Ayuntamiento de Valencia entró en juego, Villarroel revocó por la cesión de sus títulos a la Fundación Deportiva Cultural Levante - de la que es fundador y en la que ostenta el poder ejectuvo-, que facilitaba la solución final, y recuperaba un poder accionarial cifrado en un 70,3%, más de 87.000 acciones. Es decir, todo como estaba. Este esperpento hizo irritar a la plantilla que vio en el mandatario el único rival posible al que hacer frente una vez que el descenso deportivo se asoma como irremediable.

Mes y medio después la situación ha variado más bien poco. A los jugadores se les sigue adeudando importantes cantidades de dinero, Villarroel sigue paseando a sus anchas por las oficinas del club y de Instituciones públicas en busca de una ayuda externa y el descenso lo cotiza el Levante en trece puntos que irremediablemente supondrán una pesada losa de cara a la salvación. 

Los jugadores del Levante, profesionales de un equipo a camino entre la mediocridad de la Primera División y la eficacia en Segunda, cuyos sueldos suenan a insulto cuando se comparan con los de otros grandes clubes de la Liga, no han perdido la cara en ningún momento siendo los únicos creyentes de que el milagro deportivo de la permanencia nunca se ha esfumado. Pero más temprano que tarde, las matemáticas darán la razón a esta nefasta situación deportiva. Entonces, la Segunda División será una realidad incuestionable. Hasta ese día, la profesionalidad se paseará por los campos de fútbol dando bofetadas de dignidad y de color granota en este loco e incongruente mundo llamado fútbol.

Siempre nos quedarán los algodones de azúcar

Siempre nos quedarán los algodones de azúcar

Cuando has dejado de creer en dios. Cuando masticar chicle te parece someter a la mandíbula a un esfuerzo inútil. Cuando la venganza se apodera de cada gesto cómplice que de ti emana. Cuando el silencio tiene de primer apellido incomodidad. Cuando las oportunidades se otorgan siempre a modo de contrareembolso, esperando de ellas una buena recompensa. Cuando al respeto le sale pólvora de la cabeza. Cuando aprendiste a dormir con un ojo abierto. Cuando el brazo que acariciabas se llenó de astillas. Cuando el perro de compañía dejó de sacar la lengua. Cuando mis problemas ya no son los tuyos. Cuando el amor se solapa con la comodidad. Cuando la mentira invadió tu zona VIP. Cuando tus errores jamás se borrarán de la parte trasera del DNI. Cuando nadie fue capaz de quitarnos la paja en el ojo ajeno. Cuando las malas interpretaciones son fruto de verdaderos cuentos de ciencia ficción al mejor estilo de Philip K. Dick. Cuando un te quiero adquiere matices casi peyorativos. Cuando no supiste responder a la pregunta de hasta cuándo.Cuando tus planes chocan contra un muro de Berlín. Cuando un si telefónico se convierte en tu peor enemigo. Cuando el alcohol dejó de pasar factura. Cuando el sexo es inmejorable. Cuando terminas de escribir esto es cuando sabes que el ticket (o moneda, o entrada) de esta montaña rusa ha expirado. No te preocupes, a la salida siempre nos quedarán los algodones de azúcar.

El sueño de los que no duermen

El sueño de los que no duermen

Cuando hablé de él, la nitidez en la cara de los allí presentes denotaba extrañeza. Quizás porque no acostumbraban a valorarlo como realmente ha merecido en unos últimos tiempos en los que la combustión de su vida había quemado más etapas que las de cualquier otro joven de su edad. No es que aparentase ser más mayor, es que directamente la ceguera se había apropiado del resto cuando su presencia se antojaba cuanto menos, posible. Y eso jode para alguien que no había perdido un sólo segundo en levantarse bofetada tras bofetada.

Pero cuando hablé de él, supe que evocaba a alguien que te invitaba a su casa a beber coca-colas mientras intentabas tragar algún dulce rocoso. La mezcla es difícil pero cuando el hambre agudizaba tras una tarde entera en el barrio, tu estomago se convertía en traidor de las causas lógicas. El perfume a gato era habitual. Normal cuando tras de tí corría una jauría que sólo buscaban un pequeño gesto de alguien desconocido para ellos. Sólo recordar aquello te hacía ver que salir del colegio ya no se convertía en cita obligada con el bocadillo de salchichón. Al menos, cuando él jugaba de portero, rompía guantes y presumía de su abuelo, siempre te quedaba ir a su casa para merendar. El resto, importaba poco.

Porque hablar de él implica hablar de los Caballeros del Zodiaco -y más concretamente de cisne-, de jerseis infames, de un pelo color castaño que nadie se atrevió a tildar de pelirrojo y de una seguridad pasmosa perdida que ahora intenta recuperar a cada gesto de reciprocidad.

Evocar su presencia es tener presente como joder el final de 'Arma Letal' a la salida del cine, es alucinar con Eddie Murphy en 'Superdetective en Hollywood' o rememorar gallos al son de los Héros del Silencio o de los Pirata. Pero si de su voz hablamos, nadie como él para imitar el sonido de las pistolas en dolby sorround.

Pero también es recordar a 'Martes y 13', queriendo siempre ser nuestra particular versión de Millán Salcedo. O es escuchar hasta la saciedad que te parecías a Jaime Urrutia mientras se peinaba ese tupe que ni siquiera a él le gustaba. Su pelo indomable siempre le permitió experimentos disfrazados con un toque de la sutileza que te otorga la gomina.

No olvides que mencionarle es ver frente a tí una adolescencia escondida entre mil y una compañías, es conocer el infierno de cuatro paredes que encierran tu espacio vital mientras sientes los escalofríos de la última planta de un hospital, es sentir el trago más amargo de unas drogas que alguien llama 'blandas' o es perder la horma de tu zapato en el camino más duro de tu vida.

Pero él volvió y ahora sólo le huelen los pies, eructa para sí mismo -con buena voluntad bajo su fuero interno-, valora el buen humor tanto o más como a él le han infravalorado el suyo y tiene esa extraña capacidad de enamorarse de quien no se lo merece. Mientras tanto, juega más que bien a periodista, guionista y artista; trabaja en lo que no le gusta para poder sacarse sus castañas de un fuego que ya desde pequeño comenzó a quemarle y empieza a encontrar lo que Huxley llamó un día mundo feliz. Si esto te parece poco, incluso sale sonriendo en las fotos. Yo, ante él, me quito el sombrero.

Los políticos pasan por caja

El mapa social que actualmente vemos dibujado sobre nuestras cabezas nos pone de manifiesto la idílica relación que, desde la caída del Muro de Berlín, mantiene la administración política con la gestión económica. Con una tendencia a la baja, los gobiernos han ido dejando escapar de sus propias manos un poder ejecutivo cada vez más en manos de intereses comerciales, económicamente rentables y beneficiosos para unas partes en las que lo privado prevalece sobre lo público. En ese espacio donde el euro-dólar actúa como demonio situado sobre el hombro del político de turno y gestionado desde arriba con las piezas de un engranaje que el FMI y el Banco Mundial sitúan a su antojo.

La globalidad de intereses que parecen interponerse los unos con los otros ha traído consigo un extraño fenómeno al que asistimos cada vez con mayor asiuedad en la esfera político-económica que nos rodea. El retiro espiritual de líderes de Gobierno no es tal cuando detrás de su anticipada jubilación hay un cheque de fondo con muchos ceros y bajo el guiño de ojo de la entidad financiera, lobby o asesoría de turno.

El pasado jueves día 10 la noticia del fichaje de Rodrigo Rato por parte del Santander Central Hispano salía a la luz cuando todavía se especulaba en pequeños circulos políticos que el ex ministro de Economía podía ir en las listas de Mariano Rajoy a las elecciones generales. Nada más lejos de la realidad, el coloso financiero español se hacía con los servicios de unos de los hombres más importantes de los círculos económicos, suponiendo un nuevo triunfo para Emilio Botín y los intereses de la citada entidad bancaria. Quien fuera director general del Fondo Monetario Internacional hasta el pasado 31 de octubre, ya es nuevo asesor de la entidad y miembro de su consejo asesor internacional a cambio del nada despreciable sueldo de 200.000 euros anuales. Sin olvidar que antes de la perfecta jugada que ha hecho, Rato había sido contratado por el banco de Inversión Lazard como director general senior cobrando anualmente 2'7 millones de euros. Hagan sus cálculos.

Sin embargo, Rodrigo Rato no es el único político que, aprovechando el tráfico de influencias del que hacen gala y el romance permanente de la administración económica privada y el poder ejecutivo; ha sabido buscarse una salida para no tener problemas a la hora de llegar a finales de mes ahora que la inflación es protagonista. No hace mucho ya expusé en el blog la vidorra de la que Felipe González podía hacer gala después de 14 años encabezando el Gobierno socialista ("González, el sabio entre los sabios"). Junto a él, el sosiego de la madriguera política ha dejado de ser tal para ex líderes que, desde sus diferentes vertientes ¿ideológicas?, sacan el máximo provecho a lo que un día fueron. Alejados de las cámaras pero con sueldos ministeriales.

El ex primer ministro británico Tony Blair fue contratado este 10 de enero como consejero a tiempo parcial del banco americano JPMorgan. JPMorgan, el tercer mayor banco estadounidense, dijo que Blair proporcionará al presidente ejecutivo de la entidad y al equipo directivo asesoría sobre política mundial a tiempo parcial, y participará en los eventos de la compañía con clientes clave que incluyen conferencias. Se espera que éste sea el primero de una serie de puestos que Blair asumirá en el sector privado. Según una gestoría neoyorquina citada por el Financial Times, Blair recibirá una retribución por su trabajo en JPMorgan de más de un millón de dólares al año.

Por su parte, Alan Greenspan, quien fuera presidente de la Reserva Federal desde 1988 hasta 2006, encontró trabajo en el mayor fondo privado inversor en bonos, Allianz Pimco, quien contrató sus servicios como asesor financiero en mayo de 2007. Greenspan guió a la economía de EE.UU durante su mayor periodo de expansión económico y se hizo muy famoso por frases del tipo “exuberancia irracional”, que conmocionaban al mercado.

El caso de José María Aznar no deja de ser cuanto menos curioso. El ex mandatario español fue nombrado en junio de 2006 consejero de News Corporation, grupo mediático presidido por el magnate mundial de los medios de comunicación: el ultraconservador Ruper Murdoch y que controla medios como Fox, The New York Post y The Weekly Standard. Con este nombramiento, quien fuera jefe del Ejecutivo español , se convirtió en el único integrante de origen no anglosajón del 'Board of Directors', es decir, el órgano del grupo que toma las decisiones.

No obstante, parece que nuestro ex querido presidente no puede pagar las facturas a finales de mes, puesto que alterna esta 'trabajito' con el de profesor de castellano (y me da la risa) en la Universidad norteamericana de Georgetown, así como presidente de las FAES (Fundación para el Análisis y Estudios Sociales) actuando como encarnizado brazo sociológico y antropológico del Partido Popular. Si con eso no tiene bastante, de vez en cuando toca las narices en el panorama político español. Sin duda, Aznar se merece unas vacaciones.

Para terminar, que no por ser el último, el caso de Ernesto Zedillo sitúa a los nuevos filántropos en el ojo un huracán en el que la generosidad y/o solidaridad se disfraza de talonario. La Fundación Bill y Melinda Gates nombró al ex presidente mexicano como consejero de su panel de asesores externos de Desarrollo Global, del que forman parte destacadas personalidades del mundo académico y de la política mundial. En este puesto, que le fue asignado en septiembre de 2007, Zedillo labora junto a Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos y Philip Zelikov, ex asesor del Departamento de Estado y profesor de la Universidad de Virginia. Además de este cargo, en diciembre de 2002 Zedillo fue nombrado miembro del directorio de Alcoa, la mayor siderúrgica de EEUU. El ex mandatario mexicano también fue nombrado miembro del directorio de Procter & Gamble y Unión Pacific.

Otros ex altos cargos como Miquel Roca, Juan Antonio Samaranch o el aristócrata (que ya no de sangre real) Jaime de Marichalar también son ahora consejeros de cuatro (los dos primeros) y siete (el ex yerno del Rey) empresas que contratan con la Administración.

La pregunta entonces surge cuando uno se plantea porqué les han salido estupendos cargos y sueldos después de algunos años como responsables en las altas esferas político-económicas y dejando tras de sí unas maravillosas relaciones contractuales con las empresas que les han contratado. Podrían haber sido las éstas las que eligieran a los ministros y presidentes de los Gobiernos, pero prefieren esta otra forma. Nosotros los elegimos, ellos hacen lo que ellas quieren y después se lo pagan con sueldos nada despreciables.

 

 

Camino o laberinto. ¿Dudar? Quizás

Camino o laberinto. ¿Dudar? Quizás

Desconozco quién es la Institución pública, privada o sentimental que se encarga de administrar las emociones que nos golpean en nuestro devenir. Los funcionarios de este maravilloso Ente se encargan de proporcionarnos una pequeña ración cada determinado tiempo a modo de anestesia. Así, en cado uno de los casos su función será recordarnos que la senda emprendida es maravillosa, bien que es una mierda (siendo o no consciente de ello) o, sencillamente provocar nuestra atención y no dejarnos caer en la tentativa que supone la constante pasividad.

Ahora que el barco del 2008 ha zarpado, los deseos que con él quieren flotar son muchos. Estupideces, la gran mayoría de los casos. Es decir, no actos que vayan a cambiar nuestro habitual estilo de vida, pero sí promesas que actúan como desfibriladores para nuestra conciencia. Tomas las uvas y piensas: aprender idiomas, dejar de fumar, hacer deporte. Blablablabla. Al día siguiente amaneces con una resaca que se disfraza de demonio y eres consciente de que todo ello quedó ahogado en tu primera copa del nuevo año. Espeluznante, de veras.

Sin embargo, sólo el paso del tiempo te permite ir analizando el estado de las cosas (de las tuyas, de las mías, de las de todos en general) con la objetividad que cabe en un vaso de agua. Despejar un horizonte que hasta no hace mucho tiempo podría haberse vestido de un color totalmente diferente al que tiene ahora, lleva un tiempo que no siempre estamos capacitados para aguantar en la sala de espera. Porque las salas de espera huelen a escasez de esperanza. Es una mezcla a desesperación, a zotal y a muerto. Sobre todo a muerto. Y en esas condiciones la espera se hace muy larga.

Pero dejando a un lado las condiciones de salubridad de las salas de espera, uno nunca tiene la certeza de haber acertado cuando dos (o más) caminos se cruzan en nuetro planeta tranquilidad. De ahí que la espera sea necesaria. La valoración definitiva tardará en llegar. Hasta entonces, la valoración propia que nosotros realizamos nunca termina de gustarnos del todo. La eterna decisión que asoma con dos cabezas visibles.

- Creo que he hecho lo mejor -insinúas cuando la más mínima mota de felicidad te rodea. Mientras, miras al horizonte con cara de ganso para hacer público tu efímero estado. Que me aspen si no es así.

- Quizás si hubiera elegido el otro camino ahora no pensaría así -entonces giras la cabeza y pareces ver a un tumulto de personas que te despiden con pañuelos blancos. Como en esas películas de infames despedidas al calor del vapor del tren. O sí, como en la Guerra Civil.

Uno nunca tiene la certeza de saber si toma bien sus decisiones. Siempre queda esa genial actitud que te hace poner en duda la consagración de tus actos. Entonces crees tener en tu estómago decenas de malditas palomas que cagan al sonido de tus pensamientos. Al menos, siempre te quedará el consuelo de que las palomas dan asco. Nuestras dudas y pensamientos, sólo a veces. 

All Along The Watchtower

Buscando por Internet he encontrado varias versiones en directo del gran tema de Bob Dylan 'All Along The Watchtower'. Entre ellas la mítica de Jimmy Hendrix (considerada por algunos pseudo especialistas como la mejor de la historia. Toma tela), U2, Eric Clapton y Lenny Kravitz juntos, Pearl Jam o Neil Young.  

Aquí os las dejo para que vosotros mismos juzguéis... 

Eric Clapton & Lenny Kravitz

U2

 

Jimmy Hendrix

Pearl Jam (aunque incompleta)

Neil Young

Y por supuesto, la original del gran Bob Dylan


Yo tampoco quiero ser emperador

Yo tampoco quiero ser emperador

Hace 30 años el mundo del cine en general y de la tragicomedia en particular perdía a quien fue uno de sus máximos exponentes. La megalomanía de Charles Chaplin se apagaba un 25 de diciembre de 1977 dejando tras de sí un ejemplo -ya no sólo cinematográfico- que en la actualidad bien podría aplicarse en un mundo en el que lo cómico y la tragedia están estrechamente unidos. O estrechamente separados. Quizás la la tragedia crea a la comedia. O al revés. De locos.

Decía este británico que "la vida es una tragedia si la ves de cerca, pero una comedia si la miras con distancia". Treinta años después de su fallecimiento, todavía no hay lejanía suficiente para explicar la dramática trayectoria vital de quien decidió hacerse cómico cuando el pequeño Charles Spencer Chaplin, durante una enfermedad que le mantuvo en cama durante semanas, su madre le representaba las escenas que sucedían en la calle para entretenerle.

Y es que lo que hizo a Chaplin maestro de la comedia fue, probablemente, su profundo conocimiento del drama, su emoción vivida de primera mano que quedó en una filmografía ilustrada por niños, por una ciega en 'Luces de la ciudad' (1931) y, desde luego, siempre por el desamparo de su inmortal vagabundo Charlot.

Sin embargo, y dejando a un lado la esencia del sombrero, el bastón y los zapatones que casi siempre le acompañaron, Chaplin estuvo presente en sus obras más amargas, en las que captó al cómico crepuscular y la incomprensión personal e ideológica a la que la opinión pública estadounidense le sometió sobre todo tras sus dos grandes películas:  'Tiempos modernos' y 'El gran dictador' (1940).

Detectando en ellas ápices de comunismo, el Comité de Actividades Antiamericanas le incluyó en la Caza de Brujas, viéndose en la obligación de regresar al Reino Unido durante gran parte del desarrollo de la Guerra Fría. Si a ello le unimos que fuera del cine sus matrimonios se caracterizaban por la gran diferencia de edad, la opinión pública del momento tachó su moral de políticamente incorrecta siendo del mismo modo considerado como 'persona non grata'.

Sin embargo, la grandeza de Chaplin se puso de manifiesto en 1972 cuando, al recibir el Óscar Honorífico, no tuvo ni un sólo reproche hacia el mundo de Hollywood que durante tantos años le había menospreciado y vetado políticamente. "Sólo puedo decir gracias por el honor de haber sido invitado aquí. Sois maravillosos, gente dulce", les dedicó Chaplin a quien años antes habían sido sus verdugos culturales y políticos en la locura que supuso la bipolaridad.

Incluso muerto, Chaplin pudo presumir de un último revés tragicómico cuando el 3 de marzo de 1978, su cuerpo fue robado del cementerio local y no fue encontrado por la policía hasta el 18 de mayo. Hasta el final, un genio para unir la tragedia y la comedia.

Un Madrid abonado a la capacidad de desequilibrio

Un Madrid abonado a la capacidad de desequilibrio

Venció el Real Madrid en un clásico que ha puesto en órbita a un equipo que salió ganador, líder consolidado y campeón de un feudo en el que hasta ahora las victorias eran monopolio de los locales. De ahí que los tres puntos de anoche no sólo sean un mero paso transitorio por otro de los 19 campos de la Primera División. Supone esa mirada de superioridad que el Madrid infligió al Barcelona a lo largo de los noventa minutos y que desembocó en un bofetón a las aspiraciones culés, minadas ahora por ese exceso de personalidad que los blancos han advertido en el casi ecuador liguero.

Al Barça le faltó Messi. Su ausencia -hasta el minuto uno de los partidos, importante pero no fundamental- establece para su equipo esa abismal diferencia entre la improvisación transformada en genialidad, de un fútbol repleto de grandes nombres pero muy alejado de aquel que maravilló no hace mucho y que, camino de la grandeza, se quedó en la transición. Ayer el Madrid puso de manifiesto la desdibujada línea de unas estrellas que hasta hace unos meses eran la envidia de los grandes de Europa. Ahora tan sólo son un grupo de jugadores que domingo tras domingo intentan demostrar el porqué de sus jugosos contratos. Si de paso ganan partidos, mejor que mejor.

Porque a este Real Madrid es difícil ganarle. Es muy difícil si no tienes las ideas sobradamente más cuajadas que él. Y en la actualidad hay pocos equipos que sepan realizar un mejor juego vertical que el Madrid. Anoche el Barça pecó de un horizontalismo en el que Ronaldinho fue el baluarte del vacío que su equipo dejaba a cada jugada labrada. Ante la insultante personalidad que los de Schuster dejan en cada movimiento, es complicado pensar que la soledad de Iniesta pudiese con esa solidaridad teñida de blanco. Los partidos se resuelven en las porterías, y el Madrid es mejor en las áreas, le pese a quien le pese. La personalidad del ganador fue tan notable como la indefinición del perdedor.

El partido de ayer es para el Barça el allanamiento de un camino sembrado a lo largo de esta última temporada. Rijkaard dejó la épica de lado y volvió al sentimentalismo. La comedia de los entrenamientos no se tradujo en el once inicial. Deco y Eto'o tocados, y un Ronaldinho desubicado en todo momento fueron la prueba de que para los blaugranas el encuentro de ayer tenía un trato especial traducido en una derrota, prueba inéquivoca de la mayor madurez que en este breve paso del tiempo ha impregnado el devenir madridista.

Al interés del Barça, el Madrid ha sabido responder con la madurez defensiva y ofensiva de quien no le da más importancia a un choque de los 37 más que tiene el calendario liguero. A falta de remates y de posesiones largas, la suerte del partido quedó a expensas de los detalles y de la capacidad de desequilibrio de cada futbolista, paisaje abonado para los delanteros o jugadores universales. Marcó Baptista. Un golazo por cierto que refleja a la perfección el paso que los blancos dan en la Liga. Rapidez y sencillez para dar paso a la sentencia. ¿Liguera? A estas alturas ya sólo depende del propio Real Madrid, ahora que sabe que su victoria sobre el actual Barça suena a crueldad.

La felicidad a, a, a, a, a, a, a, a, a, a, a, a

La felicidad a, a, a, a, a, a, a, a, a, a, a, a

Uno nunca sabe cuando está amarrando la felicidad para retenerla sin la letra pequeña de un contrato sin vigencia legal. En ocasiones la llegamos a palpar con la yema de los dedos otorgándole una confianza que no sabe admirar, provocando en ella la espantada. Entonces sólo queda esperar al siguente descanso que realice a tu vera para poder disfrutar de ella el tiempo que te otorgue. En otros momentos, somos nosotros mismos quienes, con unos actos que nos desnudan ante ella, le damos la patada para que se busque a otros compañeros de viaje, dejándonos huérfanos de su consejo. De vez en cuando, somos felices.

La felicidad siempre disputa los partidos en su terreno de juego con todo lo que ello conlleva: público a favor, arbitrajes injustos y una actitud defensiva descarada por parte del rival, en este caso nosotros. Así, tenemos todas las de perder. Sin embargo, en nuestro forzada necesidad de encontrar la felicidad, la búsqueda trae consigo una serie de factores que nos otorgan pedazitos. Poco a poco el puzzle se va conformando y en ese camino vamos conociendo la satisfacción que otorga el dulce sabor de ser feliz. 

Por ello, la sensación de felicidad nos sobrevuela sin que logremos convencerla de que duerma esa noche junto a nosotros. Amanecemos sin saber cómo hacerle entrar en razón para que los múltiples factores que la/nos engloban se unifiquen. Es a partir de ahi cuando no tenemos ningunda duda de categorizar.

-Sí, soy feliz -piensas.

-¿Hasta cuándo? -replica.

Sabes que es hasta el momento que ella quiera. Hija de puta.

Dicen que lo bueno si es breve es dos veces bueno. Y yo aseguro que ser feliz, si es breve, no es bueno. Es una mierda.

Música para camaleones

Música para camaleones

Me aburro en el trabajo y aprovecho para dejar algunos grupos -y disco- bastante viciados por mi parte en los últimos días para que, si podéis y/o queréis, os lo bajéis (..eis,...eis,...eis) de alguno de esos maravillosos programas de descargas que tantos escalofríos provocan en Teddy Bautista y su deplorable SGAE:

Black Rebel Motorcycle Club ("Baby 81", un álbum que pese a que no es el mejor de su carrera contiene un puñado de buenas canciones)

Jefferson Airplane ( "Surrealistic Pillow")

The Dirtbombs ("Dangerous Magical Noise")

 The elevators (“The Psychedelic Sounds Of The 13th Floor Elevators”)

Athom Rumba ("Backbone Ritmo")

Ala, descargas a tope...

Llegó la hora de destapar el mito (Parte I)

Llegó la hora de destapar el mito (Parte I)

Esto no es un calentón. Es un pensamiento sembrado durante años. Lolo y yo somos chicos de provincia. Ciudadrealeños para ser más exacto. Y sí, admito que mi lugar de origen no se caracteriza por la belleza, ni siquiera por tener una población en demasía (60.000 habitantes). Si acaso me quedo con las gachas y la salobreña. Poco más destaco. Es cierto, autocrítico e inconformista: Ciudad Real es una mierda. Oro y diamantes. Qué le vamos a hacer. 

Sin embargo, ya es hora de destapar los mitos de las ciudades españolas. Porque el 80% de las mismas son ciudadreales repartidas por diferentes accidentes geográficos en los que los mitos franquistas o las giras veraniegas de Karina y Georgie Dann han destapado como grandes ciudades. Mentira. Esto es categoricamente falso cuando uno analiza el resto de ciudades que no entiendo porqué estraña conspiración astral están consideradas como grandes o importantes. Es entonces cuando el mito vuelve a relucir. Y Lolo (sentado junto a mí y proclive a levantar complejos) y yo volvemos a cagarnos en el mito. Porque sí, Ciudad Real es una castaña pilonga, pero no os engañeis; porque lo es pero al calor de otras ciudades tales como Segovia, Ávila, Jaen, León, Lugo, Palencia,Pontevedra, Santander, Logroño, Vitoria, Gerona, Tarragona, Lérida, Huesca, Palencia, Zamora, Badajoz, Burgos, Murcia (me entran escalofríos mientras escribo todas y cada una de las seis letras que conforman su nombre) Almería, Alicante (sí, sí aunque sea cita obligada del jubileo patrio), Guadalajara o Albacete entre otras. Desconozco en estos momentos si me dejo en el tintero alguna de las grandes provincias que rodean el mapa español y siento si alguien puede sentirse herido en su orgullo gentil. ¡Pero ya está bien!

Pensareis en estos momentos que en esta confubulación dejamos a un lado de estas 'maravillosas' ciudades, las cacas que históricamente han copado insultos, risas y desconocimiento geográfico como pueden ser Teruel, Soria y, como ya dijimos, Ciudad Real. Hemos querido apartarlas porque por obviedad están incluidas. No obstante cuando uno se ve insertado en este compendio estupendo, la solidaridad sale a relucir. Somos cacas y ese tufo que nos ha englobado queremos compartirlo con otras provincias españolas que, hasta este artículo , estaban olvidadas de los anales de ciudades igualmente poco valoradas por nuestra parte.

Llegó la hora de los ejemplos gráficos. Aseguro que no tengo la más remota idea de quiénes son esas dos personas que conforman esa estupenda pareja que posa sonriente ante la estatua de Espartero en el Espolón situada en Logroño. Sin embargo, la pregunta surge cuando nos planteamos qué diferencia existe  entre la estatua ahora mismo citada y la de la derecha del Rey Juan II de Castilla situada en el Torreón de Ciudad Real. La respuesta es bien sencilla: ninguna. Es en este punto cuando nace la moraleja: las estatuas ecuestres no embellecen una ciudad, ni valen como argumento para destacarlas.

Sin embargo, la argumentación estrella a la hora de venderte la moto (recayendo entonces sobre tí el papel de caradura) sobre una ciudad es su catedral. "No, pero tiene Catedral" suele ser una frase a la que se acude para no caer en una crítica que por mucho que se quiera espantar, es irrefutable. Las catedrales de alguna de estas ciudades fuero construidas en su gran mayoría a lo largo de los diferentes períodos artísticos. Pero amigos, el Renacimiento o el Romanticismo (por citar) acabó y con ellos la grandeza que en ese momento puedan tener. Dejad de vivir de las rentas.

Acabamos no sin recordar que ríos -que automáticamente exigen o traen de serie un puente- fachadas de universidades, resquicios de murallas, gastronomía, campos de fútbol, playa o montaña (dejamos elegir) o fiestas INFAMES no os valen como excusa para estar en lo alto de la clasificación. Recordad que España tiene dos ligas muy diferentes y, por mucho que pueda joder, vuestras ciudades también juegan por no descender. El mito no deja de crecer. Espeluznante. 

González: el sabio entre los sabios

González: el sabio entre los sabios

Tras años escondido en la madriguera del sosegado reposo político, el ex presidente del Gobierno Felipe González se perfila como el candidato con apoyos más sólidos para liderar el grupo de sabios que deberá definir el papel de la Unión Europea en los próximos años. La candidatura de González ha sido lanzada por Francia y Alemania y cuenta con el apoyo de otros países. La decisión será adoptada por los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre que se celebrará en Bruselas el próximo día 14. El llamado grupo de sabios o comité de expertos, estará formado por 10 o 12 personalidades de reconocido prestigio, procedentes del mundo político y académico y su misión fundamental será trazar las líneas maestras para garantizar la "modernización del modelo europeo". Se trata de dar respuesta a las demandas de los ciudadanos y asegurar la continuación del progreso económico, la estabilidad social, el desarrollo sostenido y la lucha contra el cambio climático.

Sin embargo, y tras su derrota electora en 1996 frente a José María Aznar, el papel de relevancia que González ha desempeñado hasta la fecha en el panorama político ha sido más bien nulo. Su aparición en los medios ha sido muy reducida, si bien se ha dejado ver en varios actos socialistas tras la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones de 2004, lo que supuso el empujón de identidad que el PSOE ha acuñado hasta el momento dada la crisis suscitada en el partido tras las elecciones anteriormente citadas del año 96 y las del 2000 donde se produjo la estrepitosa derrota de Joaquín Almunia ante un José María Aznar que logró mayoría absoluta.

Pero en estos 11 años el mapa político que González diseñó tras 14 años de mandato ha variado en su contenido. Por ello, el ex presidente no se ha conformado con un papel decorativo. El líder socialista posee una importante oficina de influencia estratégica desde la que realiza gestiones del más alto nivel (una de las últimas, su encuentro con el presidente iraní, Ahmedineyad), actúa como agente del magnate de los medios Carlos Slim (considerada la mayor fortuna del mundo) y se embolsa cifras millonarias gracias a su asesoramiento a políticos y empresarios, especialmente en América Latina. Según 'El Economista' sólo estas tareas de consejero a través de su empresa Ialcon, fundada en 2001, le han supuesto millón y medio de euros en cuatro años. 

González, en todo caso, no es una excepción. Al margen de Calvo-Sotelo (quien no llegó a cumplir un año en el poder), el afán de lucro es algo tan habitual en los ex presidentes españoles como llevar una zeta en el apellido o los problemas para desenvolverse en inglés. Una vez libre del cargo, una de las primeras decisiones de Adolfo Suárez fue la de abrir un despacho en la calle Antonio Maura, que más que en la abogacía se especializó en influencias. Con el tiempo, algunos tratos realizados desde allí por Suárez acabaron saltando en el juicio contra el banquero Mario Conde. En una de las vistas, Suárez mostró el agradecimiento a Banesto por concederle un crédito de 250 millones de pesetas en un momento que definió como muy difícil familiarmente.

Un sueldo para llegar a fin de mes

Refrescando nuestra mente, y llegando a lo que González pudo preveer en algún momento de su mandato, el ex presidente institucionalizó un estatuto 'ad hoc' de por vida en el que que les garantiza oficina, secretaria, seguridad y un salario de por vida. No obstante, su incompatibilidad con la empresa privada ha hecho que tanto Calvo Sotelo, José María Aznar como el propio Felipe González se hayan desentendido de este organismo consultivo.

Aún así, sus intereses, por encima de lo económico, se centran en el trato con el poder. Con ese fin puso en marcha, junto al ex ministro chileno Fernando Flores, su primera oficina desde la que actuó como lobby entre destacados miembros de la Internacional Socialista en América Latina, como Carlos Andrés Pérez en Venezuela o Fernando de la Rúa en Argentina. Fue Fernando Flores quien le presentó al multimillonario Carlos Slim que vio en González al aliado perfecto para abrirse puertas entre círculos empresariales españoles y marroquíes. No en vano, González también realiza operaciones a la inversa, para beneficios en América Latina del holding informativo y editorial del Grupo PRISA.

Cuando no viaja, la vida de Felipe González es en cambio bastante relajada. El ex presidente interviene poco en la política interna española, y pasa más tiempo dedicado a actividades como tallar pequeñas piedras para joyas o realizar esculturas. Sus negocios de consultoría se canalizan desde 2001 a través de Ialcon, la empresa familiar donde figura como accionista junto a sus tres hijos. Pero a pesar de su trabajo internacional, que supuso 595.000 euros en 2005, el objeto social que declara es totalmente distinto. En el Registro Mercantil, Ialcon aparece como dedicada: “a la compraventa de fincas rústicas”.

 

El Atlético ha captado el mensaje

El Atlético ha captado el mensaje

Después de un decenio de anónimo trayecto, este Atlético ha vendido su victimismo al mejor postor. Desconozco -y reconozco que me importa bien poco- quien ha podido entrar en este mercado de dudoso reconocimiento, pero el fatalismo dibujado de alfa y omega del club ha dado paso a la locura, la ilusión y la relevancia de quien parecía haber adoptado la derrota como escudo de su devenir.

Quince jornadas disputadas y el equipo de Javier Aguirre ha sabido aunar la tendencia victoriosa con una vorágine en la que el descontrol se ha apoderado de cada domingo rojiblanco. Ver al Atlético ahora no supone un trastorno en ese incuestionable sentimiento, sino una casi obligación disfrazada de ese optimismo inédito temporadas atrás, cuando lo simple se adueñaba del funcionamiento del equipo. Tal era esa evidencia que el destino ha sido el unico camino por el que jugadores, dirigentes e incluso aficionados se han guiado en un tortuosa ruta que ha dejado la incuestionable grandeza de antaño como un mero y trágico paso de la historia. Consuela mucho sentirse víctima del destino, de la mala suerte, de la desgracia y de una suerte de conspiración universal. Sin embargo, es pésimo como modelo de funcionamiento.

Acudir a la frase "El Atlético es así" ha dejado de funcionar como axioma. Hasta entonces resultaba simpática, incluso agradable cuando se debía escudar fracaso tras fracaso en una forma de vida que conducía a un abismo que los atléticos -de cualquier naturaleza- hemos podido saborear. Sin embargo, ese disfraz de perdedor se quedó anticuado cuando la deuda histórica del club ha adquirido dimensiones de ridícula y oscura comedia. Por ello, y al borde del ecuador liguero, con la UEFA y la Copa del Rey en el horizonte triunfante; el equipo ha captado un mensaje enunciado desde el comienzo y plasmado a fecha de hoy. 

El partido del domingo ante el Getafe es un ejemplo de ello. El Atlético se ha conjurado contra el matiz perdedor y reconoce las oportunidades, siempre dando paso a la ruleta rusa que dispara las balas que carga. Ahora reconoce al rival desde el comienzo aunque otorgándole la oportunidad de apreciar a quien tiene delante. Si no es así, esta plantilla ha sabido armarse de conciencia para no dar tregua. Los jugadores saben de ese cambio de identidad que ha marcado esta inflexión y son la base hacia la fortificación de una delgada frontera fácilmente traspasable.

                                                                                   

Ya lo ha dicho Perea: "Quizá en otras temporadas habíamos perdido el partido". Ahora no. El mundo atlético ha sabido adecuar las múltiples necesidades acumuladas hasta el momento con síntomas de indudable recuperación. El vértigo de su juego, la fiesta que supone cada encuentro o la consagración de Agüero como una estrella han devuelto a los rojiblancos al lugar futbolístico que se merece. Afortunadamente, todos han entendido el mensaje. Entonces, el éxito es posible.

Grandes Mando Diao y su "Hello Morning"

Acabo de descubrir a insertar videos. Maldita tecnología. Por ello, os dejo un video de Mando Diao del tema "Hello Morning, Herr Host". Espero que os guste "mezclando en esta ocasión un buen tema con un curioso videoclip" (...Javi dixit)

 

Las desventuras de Nick Corey

Las desventuras de Nick Corey

Después de días de búsqueda al fin he logrado comprar "1280 almas", de Jim Thomson. Otro de los grandes autores que la inagotable cantera norteamericana ha dejado tras de sí y que subvirtió los cánones de la novela negra. Comienzo a leerlo. Ya os contaré.

Deje de tomarnos el pelo

Deje de tomarnos el pelo

En un país donde la educación va de capa caída, los políticos siguen utilizándola como arma arrojadiza en sus intereses particulares. Es decir, el partido de turno arrima sus medidas al sol que más calienta. En cambio si no son ellos los que gobiernan, no sólo torpedean las buenas o malas -no entro a juzgar- reformas en ese sentido, sino que no aprecian la importancia que tiene en el devenir de una sociedad infantil que cada vez tiene menos motivación hacia el aprendizaje, la culturización o la preparación. He rescatado esta entrevista de la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, en El País. Me ha parecido interesante, no por lo que dice -que como cualquier polític@ el interés se centra en lo que calla- sino por como en ese afán asustadizo de madre preocupada por la educación de su hij@; la ministra quiere recaudar su conciencia para llevarse el voto.

Total, que si el informe PISA dice que la educación española está por los suelos (con todo lo que ello conlleva: interés, motivación, desarrollo o evaluación anual del alumnado), no pasa absolutamente nada. Seguro que se equivocan en parte. Porque aquí lo que importa es ganar las elecciones. Después está el resto.

Odio no ser como tú

Odio no ser como tú

Odio no ser como tú. Odio esa facilidad con la que consigues evadirte de lo que otro creemos que es una necesidad. Odio escuchar "a mí me da igual". Odio tus michelines. Tu extrema delgadez. Tus pies planos. Tu aliento susurrándome que las cosas pueden cambiar. Tu desidia cuando ha de llegar ese momento. Odio que no sepas admirar, valorar, pero a la vez izar la bandera del reconocimeinto cuando eres tú quien doma a la fiera del circo. Odio esperar tu complicidad. Odio que necesites la mía. Odio tus silencios. Odio que tu vómito de palabras categoricen sobre el charco anteriormente formado. Odio que te guste el country, que no aprecies los solos de John Coltrane. Odio que sintetices las baterías de los Stooges. Odio que no te guste el fútbol, que si te hablo de Mohammed Ali creas que es un moro que ha muerto en patera. Odio que hayas olvidado mi número de teléfono. Odio que la noche varíe tu insultante forma de ser, cambiando patadas por abrazos. Odio no apreciarte. Lo dicho, odio no ser como tú.